Tres dones nos ayudan a orientar nuestra vida en la voluntad de Dios.
1ª - La razón para entender los hechos y las causas.
2ª - La conciencia para distinguir entre el bien
y el mal.
3ª - La fe como la confianza en el obrar de Dios,
que produce salvación.
El diálogo con Dios
Cuando el Señor enseñaba, muchas veces se sentaba: Porque las cosas de Dios no se pueden escuchar, como las noticias que se atropellan unas a otras y venden la novedad. El que busca el diálogo con Dios, no busca lo nuevo, sino respuestas a las preguntas que desde siempre se han levantado en el corazón del hombre. La carrera del tiempo, que parece cada vez más exigente nos fue quitando el valor de esa reflexión.
La capacitación frente a la fe
Cuando estamos rodeados de tanta capacitación frente a la fe
puede suceder como expresa ese dicho, que mucho néctar a veces es veneno. Y
teniendo capacitación también se puede tener fe; es algo que puede ir en forma
paralela. Porque en algunas cosas tenemos que aplicar la razón, y en otras la
fe. El problema está cuando uno dice: “Yo la fe no la necesito”. Siempre hay un
momento en la vida de cada uno en que es importante tener fe y creer.
El amor
El amor es sufrido, es benigno: el amor no tiene envidia;
El amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada
indebido,
No busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor;
No se goza de la
injusticia, mas se goza de la verdad.
Todo lo sufre. Todo lo cree, todo lo espera, todo lo
soporta.
(El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán
y
cesarán las lenguas, y la ciencia acabará.)