domingo, 20 de junio de 2010

El HERRERO Y EL PERRO - FÁBULA IX




            



 
Un herrero tenía un perro,
   Que no hacía:
  Sino comer, dormir y estar echado:
   De la casa jamás tuvo cuidado:
   Levantabase sólo a mesa puesta:
   Entonces con gran fiesta
   Al dueño se acercaba,
   Con perrunas caricias lo halagaba,
Y que pase la noche toda en vela 
   Mostrando de cariño mil excesos
   Por pillar las piltrafas y los huesos.
   _ He llegado a notar, le dijo el amo,
   Que, aunque nunca te llamo,

   A la mesa te llegas prontamente:
En la fragua jamás te vi presente;
Y yo me maravillo
De que no despertándote el martillo,

Te desveles al ruido de mis dientes
Anda, anda poltrón; no es bien que cuentes
Que el amo, hecho un gañán y sin reposo,
Te mantiene a lo conde muy ocioso.

El perro le responde:
_¿Que mal tiene que yo cualquiera conde?
Para no trabajar debo al destino
Haber nacido perro y no pollino,

_ Pues conde, fuera de mi casa.
Verás en las demás lo que te pasa.
En efecto salió a probar fortuna,
Y las casas anduvo de una en una.

Allí le hacen servir de centinela,
Acá de lazarillo y de danzante;
Allá dentro de un horno a cada instante
Asa la carne que comer no espera.

Al cabo conoció de esta manera
Que el Destino, y no es cuento,
A todos nos cargó como al jumento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario